Emprender puede significar muchas cosas dependiendo de la perspectiva de la persona que lo defina. Entre tantas cosas, para algunos puede significar una decisión y un modo de vida; para otros, una necesidad o la única manera de dar sustento a la familia.
Sea cual sea el caso, se parte de una idea de negocio. Y a partir de que decidimos dar el siguiente paso para materializar esa idea surge una cantidad enorme de interrogantes: ¿qué necesito para poder desarrollar mi producto/servicio?, ¿cómo consigo el dinero para seguir adelante con mi idea?, ¿dónde consigo a las personas idóneas para conformar un equipo? (y si ya cuenta con equipo, ¿nos falta reforzar alguna área?, ¿estamos todos 100% comprometidos?), ¿cómo logro validar mi idea con el mercado meta a la que está dirigida?, ¿por qué el mercado me va a comprar a mí, y no a alguien que ofrece lo mismo o algo similar?, ¿qué regulaciones debo cumplir?, ¿y si esto no funciona?.
Hace unos años, la palabra EMPRENDER ni siquiera pasaba por mi cabeza. Conforme se acercaba el último semestre de mi carrera, en donde se debe hacer el trabajo final de graduación (TFG) ya sea en un centro de investigación de alguna universidad o como práctica profesional en una empresa, reflexionaba cada vez más sobre lo que quería hacer de mi vida. Tenía miedo porque realmente no sabía lo que quería (más tarde me di cuenta que no tomé en cuenta todas las opciones). Buscar brete después del TFG — Ok, pensaba yo. ¿Pero si no encuentro brete? o ¿si termino en algo que no vaya a disfrutar?. ¿ES ESTO REALMENTE LO QUE QUIERO HACER?. La famosa crisis existencial de un universitario.
Recuerdo el día que una gente llegó a interrumpir durante un curso para promocionar Startup Weekend; suficiente para llamar mi atención y generar curiosidad en mí de probar algo diferente. Me inscribí, descubrí mi pasión y mi vida cambio. No ha sido fácil y me hice las mismas preguntas — algunas aún me las sigo haciendo (y muchas más) — mencionadas anteriormente.
Conocí a los miembros del equipo con los que hoy estoy emprendiendo y junto a los cuales he tenido de las mejores aventuras y aprendizajes en la vida. Juntos decidimos emprender una idea de negocios con la cual fallamos (aprendimos), pero que no nos opacó ni desmotivó a comenzar de nuevo con otra idea (en este blog anterior, reseñé más detalladamente nuestra historia), con la cual aprendimos mucho más y tuvimos la oportunidad de desarrollar en una aceleradora en Irlanda; algo impensable hace dos años por mí.
Hoy en día, en un camino que ni siquiera lleva la mitad, he tenido lecciones que no se aprenden dentro del aula; son lecciones que se aprenden de los errores, de los aciertos, de las conversaciones, de las experiencias y consejos de los demás. Lecciones que se aprenden, como decimos, en la calle; y las cuales quería compartir. Acá vamos:
7. Una frase de Juan Carlos Martí, director de la Incubadora de Empresas del TEC: Costa Rica es un laboratorio perfecto. ¿Esto qué quiere decir?: Costa Rica, al ser pequeño, funciona como ese laboratorio para validar ideas de negocio. Pero el mercado está afuera. Nuestra mentalidad debe cambiar de local a global.
8. Arme una base de datos con todos sus contactos, clientes potenciales, venture capitals, ángeles inversionistas, aliados estratégicos, proveedores de productos (e.g. materias primas) y servicios (e.g. abogado), etc. No tiene que ser la más sofisticada. Un Excel basta. Lo necesario es mantener orden y una estructura de seguimiento; por ejemplo, una hoja con la lista de clientes, dónde están ubicados, el contacto, ¿ha iniciado conversaciones con ellos?, ¿llegó a un acuerdo?, resultado del acuerdo.
9. Elabore y estructure su pitch. Muchas veces, un emprendimiento pierde valiosas oportunidades (un premio, inversión, pre-orden) porque en elpitch no se explica de manera clara cuál problema soluciona, cuál es la credibilidad, la solución y la propuesta de valor, el equipo detrás del negocio, cómo se va a generar plata (el modelo de negocios), la línea de tiempo y muy importante, qué necesitan (¿inversión?, ¿cuánto y para qué?, ¿introducciones con clientes potenciales?).
10. Pequeños detalles como tener siempre una libreta cosida (o agenda) a mano para tomar apuntes en reuniones o eventos, tener tarjetas de presentación, manejar contratos de confidencialidad cuando lo amerite, cuidar el lenguaje corporal y escuchar para recrear. Y LEA, sí, LEA blogs, libros, artículos, TODO lo que pueda (incluir ver videos como por ejemplo TED talks).
12. ¡Muévase! La pasividad no sirve. Aplique todo lo que va aprendiendo. Si se equivoca, enmiende. Si necesita modificar, modifique. Si tiene que buscar, busque. Si tiene que insistir, insista. Sea sincero y claro. Y muy importante, si falla, levántese, aprenda y vuelva a intentar.
13. Mi favorito: siempre busque compartir y ayudar en lo que pueda a quienes están junto a usted emprendiendo. Probablemente mucha gente lo ha ayudado a salir adelante. Retribuya un poco de todo lo que ha recibido y aprendido. Los que venimos unos escalones a atrás o junto a usted se lo agradeceremos :)
No existe ninguna fórmula mágica para el éxito. Muchas personas lo logran de distintas maneras.
Ahora… Estoy a las puertas de iniciar el trabajo final de graduación, el cual, en caso de aprobado, será realizado en lo que más me gusta y en lo que he apostado durante año y medio, el emprendimiento Magenta Biolabs.
No soy experto, sin embargo esto es lo que he aprendido en el camino y lo que me han enseñado algunos de los que están escalones arriba. Mi único deseo es compartir lo que he aprendido de mentores y de muchos descuidos, fallonazos y alguno que otro acierto en mi corta experiencia en el emprendimiento; esperando que sea de provecho para quien lo lea. Quedan decenas de aprendizajes por vivir, sí, y los espero con ansias para estarlos compartiendo.